viernes, 16 de mayo de 2008

El sentido visual


El profesor Gravenssen Itinthehead y su santa esposa,
en los jardines de la Universidad de Canford.
Foto: Mr. Galimatías Prats (que estaba de visita)


Discurso del profesor Gravensen Itinthehead con motivo del solemne acto de apertura del curso académico en la Universidad de Canford.


Hoy, día de San Pablo Miki y los protomártires del Japón, patrón de esta limpia y brillante Universidad, y por cuyas loores y mercedes hemos sacado un día de fiesta más que añadir al fin de semana. (aplausos), celebramos un año más la inauguración del año académico. Como encargado de dar la salida, les conmino a que canten conmigo, everybody:

Vivat Academia,
vivant professores.
Vivat membrum quodlibet,
vivant membra quaelibet,
semper sint in flore.

Siendo como somos un gremio bastante promiscuo al trabajo, creo que con este acto no se nos ha ido mucho la mano. Vigilen. A mí un día se me fue hasta Palencia y tuve suerte de que me la devolvieron en el tren correo.

Desde mi natural posición (tumbada, desde luego), distingo formas inusuales transitar por mi degenerado cerebro mientras allá a lo lejos se ollen... Sí, se "ollen", porque es el pitido de una olla a presión. Siempre se creen tan listos... Retomo mi discurso, se ollen fuertes bocinazos que desbloquean mis auriculares. Los sentidos son decepcionantes. Ni en grupo, 5 o 6 dependiendo del momento, ni por separado han logrado más de dos o tres fans en la ya de por sí breve lista de mis admiradores.

Los sentidos son, en cierto sentido, partes de un sentido sentimental apenas sensato en el sentido exacto de la palabra. Yo, como ustedes, supongo, también siento haber dado a conocer esta tradicional definición del sentido global, pero... ¡qué gaitas! yo digo lo que me da la gana y ya está.

Pongamos el ejemplo de la locomotora. Vemos venir hacia nosotros una locomotora diesel a gran velocidad. Se preguntarán por qué he dicho "diesel" y no "a vapor" pongamos por caso. Yo también me lo he cuestionado alguna vez y siempre he acabado masturbándome. Es lo que tiene preguntarse cosas a menudo. ¿Cómo llega a nosotros la imagen de esa locomotora (diesel)? Evidentemente no por los railes, sino por el sentido visual que, sintiéndolo mucho, es el motivo principal de esta charla previa a la avalancha sobre los canapés de mortadela y vino de cariñena que hay en el hall del Paraninfo (aplausos descontrolados hasta que retumban las sirenas de seguridad).

El sentido visual es uno de los más complejos y simples a la vez. Es por esta razón por la que nunca hemos tenido un primer ministro que haya sido previamente oculista. A favor de los políticos les recuerdo que tienen otro ojo con un sentido mucho más desarrollado, pero eso ya es otra historia. En fin, a lo que estamos. Les comentaré brevemente el proceso de la recepción de imágenes, si es que encuentro alguien en recepción.

La imagen, sorprendida in fragantti en la retina (no me miren con esa cara, in fragantti es un término científico y judicial italiano), queda sorprendida, anonadada, emocionada, turbada, encorvada, y así, en ese estado de "chock" (sic) se dirige directamente y sin pasar por la casilla de salida al nervio ocular, que me parece que atiende por "Chusko". Éste, infame trotaconventos, la deposita en el Patrón de Espera Seleccionador de Imágenes (PESIMA), que donará la imagen una vez censurada y planchada al Centro Colector Pneumático Cerebral (conocido como Colector, a secas), verdadera obra de ingeniería de cuyos planos no dispongo al haberlos donado a la sección infantil de la Biblioteca Pública para Monos huérfanos de Nairobi. El colector desparrama las imágenes por todo el cerebro, con gran pesar de las neuronas limpiadoras que exigen desde hace tres mil generaciones (o degeneraciones) una subida de sueldo. Tras esto, pasan por la médula interestatal al bazo siendo atrapadas allí por eunucos y bacilos de todo tipo. Los trágicos S.O.S. de las imágenes llegan a las neuronas de urgencia que, solícitas (solicitan su mano, sin compromiso), las devuelven al exterior vía rectal, que no en línea recta. Pero no pueden escapar ya que son captadas de nuevo por la transpiración de los sobacos, regresando al cerebro y quedándose allí muertas de cansancio. Ese es el simple proceso de la visión. Y como ya es la hora, doy por inaugurado el curso y salgan a cuatro patas hacia el ágape extraordinario cantando con tesón y alegría juvenil:

Vita nostra brevis est, breve finietur.
Venit mors velociter,
rapit nos atrociter,
nemini parcetur.

(irrumpen los aplausos, irrumpieron los cristales, irrumpieron todo lo que había que irrumpir)


1 comentario:

  1. Buenos días.
    Vine a desearte un estupendo fin de semana.
    Hoy akí es festivo.
    Celebramos O Día das Letras Galegas.

    Te dejo un beso en gallego.

    Un bico. :)

    Olga.

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